Satoshi Kon
Paranoia Hecha Anime. 



     Antes de nada quiero disculparme por publicar tarde en el Blog este pequeño escrito de un servidor. Con este artículo daremos comienzo –pues esperamos no sea el último- una serie de biografías y especiales para hablar de directores, autores e incluso –por qué no- dobladores o seiyus. Como lo único que tengo claro al escribir estas palabras es que no quiero aburriros, intentaré ser lo menos tradicional y lo más personal que pueda. Y me es placentero comenzar esta serie de artículos con uno de los directores más grandes que parió Japón en los últimos años, un hombre que nos dejó hace más de un año por un cáncer terminal. Y es que a las personas no hay que recordarlas en el día de su muerte, cualquier momento es bueno para recordar a tal persona por sus hechos que nos marcaron. Sus hechos, lo que él hizo, fue dirigir, crear y sacar su más oscura obsesión en un conjunto de películas y una serie, anime ambas, que darían la vuelta al mundo hechizando a algunas personas como la presente que escribe. Satoshi Kon no hacía simple anime, jugaba y disfrutaba con ella, provocaba que nosotros disfrutáramos de ella e hizo de la paranoia: anime.

    Empecemos siendo tradicionales. Satoshi Kon nació el 12 de octubre de 1963 en Hokkaidô. Estudiando Bellas Artes, con la aspiración de ser animador, haría sus primeros pinitos con el manga Toriko (1984) y obteniendo buenos puestos por esta obra, desconocida para mí, en cierto concurso anual. Algo más tarde, Katsuhiro Otomo lo tomaría bajo sus alas ayudando como guionista en World Apartment Horror, película en celuloide de Otomo. Más tarde trabajaría como animador ocupándose de los decorados de Roujin Z y Patlabor 2. Las mejores críticas con respecto a los guiones que sacaba fue gracias al corto Magnetic Rose de la antología de Otomo: Memories. Pero sería en 1997, con Perfect Blue cuando su nombre comenzó a recorrer medio mundo y a demostrar al resto de los mortales de lo que era capaz. Esto no significa que no sacara algún manga más, pero estos los dejaré aparcados ante mi desconocimiento a ellos.




Luces, sombras, realidad y … ¡KABOOM! Peces de arco iris.

     Kon se ocuparía de Perfect Blue como un encargo, basándose en una novela de Yoshikazu Takeuchi, que al parecer tuvo bastante éxito. Una historia que sin duda le venía como un guante al director y animador, no sólo por su oscuridad, sino porque la paranoia que provoca la confusión de la realidad y lo “no real” era un tema en el que Kon no sólo parecía sentirse como pez en el agua, sino que parecía una obsesión en él, provocando a su vez un cuidado en la puesta en escena que pocas veces se ve en directores de animes como él. Katsuhiro Otomo, Mamoru Osihi o incluso el gran Miyazaki son de los pocos que a vote pronto pueda nombrar como directores escrupulosos en el detalle de la animación.

      Tras el éxito de Perfect Blue, Kon se disponía a preparar Paprika cuando la compañía de distribución de Perfect Blue se vio en la banca rota, dejando aparcado el proyecto durante una larga temporada.

     Sin perder un momento, en 2002 parió su segundo film: Milennium Actress, obra donde homenajea la historia de Japón a través de su cine, sacando a la luz su lado más divertido y humorístico, sin dejar de lado la realidad más cruda y la paranoia, la cual envuelve a sus protagonistas en un fantástico y agridulce viaje lleno de aventuras, dando un nuevo punto de vista del “falso documental”.

   Casi de seguido, en 2003, salió la magnífica y navideña Tokio Godfathers, la obra más cara en sus manos y que por vez primera intentaba dejar de un lado su obsesión por la demencia humana aún dejando una fina brecha para ella, siendo aún mayor sus otros puntos fuertes: las personas y el humor gamberro. Con matices, Kon calzaba algo de fantasía gracias a los recurridos en este tipo de películas “milagros navideños” sin que fueran cursis ni esperpénticos, convirtiéndose en una película llena de mensajes.

     Sus últimas obras animadas conocidas por la mayoría del espectador llegarían en 2004 y 2006; y me atrevo a ponerlas juntas porque a pesar de ser muy distintas, son a su vez muy parecidas.

    La del 2004 se trataba de su primera incursión como director de una serie animada: Paranoia Agent. Una serie 100% Kon, sin edulcorar, sin filtros… la confirmación de que la paranoia es su mundo y sabe como sacarle provecho. Una serie que tiene, sin lugar a dudas, todas las virtudes que tenían sus anteriores películas, que conforme pasa no sabes con qué te va a salir porque esa paranoia –permítanme tanta reiteración-, la ficción pura y loca, impera en un mundo real y cotidiano que puede ser el de cualquier mortal. Y no sólo eso, sino que ingenioso él, decide jugar con sus fans, con aquellos que han seguido sus películas para colar algunos personajes de películas anteriores con más o menos protagonismo.

    Su obsesión no venía por culpa de la realidad, sino por culpa de las personas que la hacen aburrida, por culpa de las personas que no saben usar las nuevas tecnologías para un bien sino para hastiarnos más y más en esta realidad que no es más que una paranoia del conjunto de la sociedad. Y esto lo digo porque, como he dicho, su última obra conocida por el público de una forma distinta contaba lo mismo. Y esa es, por fin, la Paprika que comenzó en 1994, donde con un mundo donde se puede hurgar en los sueños de otro, alguien roba una de estas máquinas pudiendo provocar un caos y donde nuestra joven y pizpireta protagonista Paprika se convierte en el espíritu libre y en la diversión que toda persona tiene en su interior y que a veces evocamos a encerrar.
  
Porque siempre hay un final, aunque todo siga. 

 
     
     Me quedaré con la duda si la paranoia era su única obsesión. Sin duda era la más patente. Con “The Dream Machine” paralizada, la película que Kon llevaba a cabo en el momento de su muerte por el diagnóstico del cáncer pancreático, debido a que Madhouse, su estudio predilecto, tiene problemas económicos que le han obligado a mantener contratos con otros países como Estados Unidos –ahí tenemos como ejemplos los diversos animes de Marvel-; no sabremos que obsesión nos traería en esta nueva aventura que quería homenajear a los animes y mangas de ciencia ficción de los ochenta.

    Ya no podremos disfrutar más de las nuevas obras de un gran director, pero al menos podemos decir que las obras que ha dejado son un tesoro que si aún no has descubierto deberías descubrir.

    Satoshi Kon, un director que hizo de la paranoia obras de arte.


Referencias:

Wikipedia
 Peliculasitematica
Manga del Bueno.