...A ver, entonces... Espectros - Ectoplasmas, X; Rabiosos - Putrefactos, 1; Cosidos - Peludos, 1.... Ah, no, éste un dos, que los Cosidos, cada vez que chutan, raro es el que no pierde una pierna; la última vez pretendían hacer pasar dos goles por uno, porque habían entrado juntos balón y bota, con todo el pie dentro.... ¡Ah, hola! Qué gusto veros por aquí, sentáos por favor. No, ya terminaré de hacer la quiniela luego. Mi modesta mazmorra os da la bienvenida una semana más, servíos unas galletas mientras empezamos. En ésta ocasión, he traído algo terrorífico, algo que hará que se os hiele la sangre en las venas... ¿no lo creéis? Bien, entonces imaginad una pizarra y unas afiladas uñas arañándola en un agudo chirrido desgarrador, ¿a que ahora, sí habéis tenido un escalofrío?

La verdad que yo pienso que el cine de miedo es más para el invierno, pero como la peli que vamos a tratar hoy tiene ya su solera y se estrenó en primavera (aquí en pleno agosto. Gracias, productoras, así se lucha contra la piratería, sí), he pensado que puede estar bien para nuestra sección. Y lo de las uñas, no ha sido al azar... Empezamos nuestro Cine que sólo se ve en verano con Pesadilla en Elm Street.


La cinta a la que me refiero es la reciente, el remake que apenas tiene un par de años, y que aunque consiguió cifras bastante buenas, no logró el abrumador éxito de su antecesora. Para ponernos en situación, debemos imaginar un mundo en el que no existía internet (o existía, pero no lo sabíamos), ni los teléfonos móviles, ni los cd´s, ni las pantallas planas. No, no era la prehistoria, hablo de 1984. Vale, ese listillo que ha dicho “¿cuando el Gran Hermanoooo...?”,se la ha cargado. Fluffy, ¡muérdele! (si sois aprensivos, tapáos los ojos).

Bueno, el caso es que en ese año en el que se usaba un bolígrafo para rebobinar las cintas de cassette y si tenías un radiocassette de doble pletina eras el rey del cole, había productoras de cine a las que les iba muy bien, a las que les iba menos bien, y las que estaban a punto de quebrar. La que nos interesa, pertenecía al tercer grupo, se llamaba New Line Cinema y rezaba por un milagro. Milagro que llegó de la mano, enfundada en una garra de cuatro cuchillas, de Fred Krueger.

La cinta original, protagonizada por Robert Englund como Freddy (que pasó de ser “el lagarto bueno” de V a ser asesino en serie y más tarde ídolo infantil), un montón de actores de culebrón y un jovencísimo Johnny Deep (que más tarde también él llevaría cuchillas en las manos), contra todo pronóstico se comió la taquilla de canto. Se convirtió en un éxito instantáneo y en un clásico del terror. Es cierto que contaba en producción con un experto del terror como Wes Craven, quien ya había intervenido en La última casa a la izquierda y San Valentín Sangriento, durante la década de los setenta. Craven llevaba desde 1981 trabajando en el guión, y al terminarlo, no adivinaréis qué productora fue la primera en interesarse por él.... Walt Disney Productions. Sí. Entre eso y el rechazo de E.T., no me extraña que la Disney estuviese a punto de quebrar en los ochenta. El caso es que pidieron a Craven que rebajase el tono de su Pesadilla para adaptarla a un público infantil-juvenil (experimentar con el terror para un público menor de edad fue algo que la Disney intentó en cintas como El dragón del lago, El abismo negro o Taron y el caldero mágico... la única que se salva es la última), y Craven se negó. También ofreció su guión a la Paramount, pero ésta también lo rechazó. Finalmente, una compañía muy joven y ya en suspensión de pagos, decidió apostarlo todo a él. Era la New Line Cinema. Adoradores del Señor de los Anillos, arrodilláos ante Freddy. 

La vieja pesadilla, vista hoy día... bueno, era 1984, los efectos especiales no son los de ahora, y el terror siempre envejece mal... De acuerdo: me gusta a MÍ. A cualquier persona mayor de doce años, dude que le inspire más que risa, pero hay que reconocer que en su momento, partió la pana, creó un icono del terror como la saga Viernes 13 lo había hecho con Jason y su venerable madre.

En la cinta actual, con Jakie Earle Haley (quien encarnó a Rorsharch en Watchmen) como encargado de meterse en el jersey a rayas del asesino de mis sueños, el argumento es muy similar, con algunos retoques de guión, pero el punto fuerte se encuentra en el apartado técnico. Bien, comienza la proyección y un jovenzuelo se encuentra en un bar-restaurante de carretera, y no hace más que dar cabezadas. No os encariñéis mucho con él... El caso es que le pide un café a la camarera (ni por favor, ni nada, y todavía se extraña cuando ella le ignora), y como ella no le hace caso, pues decide mover el culito e ir él. En la cocina hay un perolo ardiendo a llama viva y podemos deducir que el dueño, no es vegetariano. Mientras el creti... el muchacho da vueltas por allí, oímos un silbido de dos cuchillas acariciándose que a los fieles de la saga nos resulta muy familiar, pero cuando nuestro Freddy estaba a punto de tomar su premio, al otro lo despiertan. Todo podría quedar en un sueño intenso, de no ser porque el joven tiene una herida sangrante en la mano. Su novieta se acerca a él y le dice la mala cara que tiene, y él le habla acerca del asesino que ve en sus sueños, y ella le dice que nada, que son sólo sueños, que se duerma como un angelito y verá qué bien. Mientras, unos cuantos bestiapardas también comen en el local, y uno de ellos parece molestarse, porque la novieta del primero, era antes novieta de él, así que se van. El primero se queda frito. Y ahí empieza lo interesante, porque los mamoneos adolescentes de esta panda de pringados que tienen cerca de los treinta pero interpretan a chicos de quince, no sé a vosotros, pero a mí como me dan bastante igual.

Apenas el chico cierra los ojos, Freddy le agarra por la espalda y cuando el joven intenta defenderse con un cuchillo, comete un grave error. Al otro lado de la realidad, el chico parece estar despierto o cuando menos sonámbulo, y llevándose un cuchillo al cuello. La novieta finge pánico mientras intenta hablar con él en plan “cálmate cariño”, y en nuestro lado, Freddy desgorja al chaval con una maña que ni Sweeney Todd. En su lado, el chico parece haberse degollado a sí mismo. Su chica pega el berrido correspondiente (su papel tiene mucha miga, no hay que despreciarlo... necesita tener una laringe fotogénica y unas cuerdas vocales en perfecto estado de marcha. Gracias, Goscinny por enseñarme el valor de estas personas en una película), y la peli arranca.

Al igual que sucedía en su predecesora, cada chico irá cayendo víctima de “el hombre de los sueños”, sin que nadie sepa la razón. Sólo una joven atará cabos y se dará cuenta que todos los niños no se conocieron en el instituto, sino que ya estuvieron juntos en la guardería. Y en esa guardería, había un jardinero, un hombre todo ternura y simpatía. Los niños, eran su vida... se llamaba Freddy.

También como en la cinta de 1984, el protagonismo recae sin lugar a dudas en el personaje de Freddy, el resto de adolescentes o padres son bastante grises y carentes de brillo, no llegando a despertar la simpatía casi en ningún momento. Los padres sólo quieren olvidar lo sucedido en el pasado (como pueden... la madre de “la chica” es alcohólica, por ejemplo. Y aunque todos sepamos qué es “lo sucedido”, no voy a contarlo), y los jóvenes prefieren vivir con miedo a enfrentarse a él, limitándose a hacer el moñas para evitar dormirse y caer en manos de Freddy.

Porque dejar ver un traje azul con una "S", es muy mainstream.
En lo que al guión se refiere, la película original dejaba a Freddy simplemente como un asesino de niños al que habían acabado descubriendo y que quedó libre por un defecto de forma (al detenerle, nadie le leyó sus derechos, lo que invalidó todas las pruebas), pero en el remake, se nos presenta a Krueger como alguien que aún no ha matado... aún, pero su evolución es probable que le hubiera llevado a ello. ¿Qué motiva entonces la ira de los padres? Bueno, digamos que Freddy quería mucho a los niños. Los amaba. Mucho... Esa puntualización del guión ya estaba presente en la idea original de Wes Craven, pero en los años ochenta se consideró que un pederasta, no estaría bien visto por el público ni por la clasificación por edades, y podían largarle un +18 o hasta una X a poco que se descuidasen, de modo que lo dejaron correr y lo presentaron sólo como asesino, para que pudiese ser apta para mayores de 16.

La nueva Pesadilla, a pesar de que la crítica no tuvo muy buenas palabras para ella, ganó premios (el People Choice Award como mejor cinta de terror en 2011) y recaudó más de cien millones de dólares. Muy adecuada para ver a oscuras antes de dormir.

Os deseo dulces sueños...


“Dirán que estamos enamorados” Si no coges ésta frase, tienes que ver más cine.