-¡Dejadme a mí a ese ASESINO! - grita el tiíto Creepy y le sacude a la criatura gelatinosa un tortazo impresionante con un librote de cantos metálicos, "Antología de las obras de Stephen King, corregidas y anotadas". El porrazo suena como si alguien hubiera saltado sobre un kilo de tomates demasiado maduros, y la bestia queda con el morro hendido hacia dentro, sin apenas dientes y con un montón de estrellitas girando en torno a lo que debe ser la cabeza. Tiíto Creepy, ZombiD armado con la cachiporra (Paga o cobras), y yo con el candelabro de tres brazos, nos miramos, sudorosos y cansados, pero triunfantes. No es común, pero a veces, pueden venir cosas de otras dimensiones a la nuestra, y es preciso ser contundentes con esa plaga. Con esfuerzo, cogemos entre los tres a la cosa y la devolvemos al revistero, que es sin lugar a dudas demasiado pequeño para que quepa, pero se cae en él con una facilidad increíble, y desaparece. Mi tío Creepy, algo triste, recoge la revista que lleva su nombre y observa las páginas mordidas, negando con la cabeza... Es normal que lo llamase "asesino". 

    -¿Sabes? - Me dice ZombiD, dejando la cachiporra en el paragüero - no entiendo a la gente que dice que le gustaría que todos los días fueran algo extraordinario, que ojalá siempre le pasasen cosas increíbles... ¡Me apuesto algo a que si pasasen dos días aquí y viesen las "cosas increíbles" que pueden llegar a pasar, pedirían de rodillas volver al aburrimiento!

   Sonrío, porque tiene mucha razón. A veces nos quejamos de que todos nuestros días son iguales, pero nuestro protagonista de hoy, es quien de verdad tiene derecho a decirlo. Hoy, en Cine que ya tendrías que haber visto: Atrapado en el tiempo.




El pasado lunes, 2 de Febrero, se celebró en norteamérica el llamado "Día de la marmota" (aquí, hace años, se celebraba el Día de la Candelaria, y lo que se hacía era levantar de la cuna al Niño Jesús y retirar el Nacimiento. Con ello se simbolizaba que la mayor duración de los días empezaba a hacerse patente, y que aunque aún fuera invierno y el frío apretase, la primavera estaba a cosa de un mesecito de distancia), y en el pueblecito de Punxsutawney, Pennsilvanya, tienen su marmota particular para el citado día, según el cual, si la marmota proyecta o no sombra al salir de su madriguera, se sabrá si el invierno va a durar mucho o no. Según un dicho popular: "si la marmota da sombra al salir de la madriguera, el invierno seguirá por seis semanas enteras".

     A Phil Connors (Bill Murray), el hombre del tiempo, no le hace demasiada gracia eso de que una marmota tenga más credibilidad que él y que el meteosat, y menos gracia le hace todavía juntarse con "los paletos", pero como hombre del tiempo, sabe que tiene ir, igual que cada año, junto a su técnico de grabación y su nueva productora, Rita (Andie McDowell). Phil, orgulloso y a quien le gusta creerse superior a los demás, se limita a hacer el paripé delante de las cámaras y a mirar por encima del hombro a todo el mundo, pero cuando por la tarde intenten volver a la ciudad, se lleva una desagradable sorpresa: una tormenta de nieve ha cerrado todos los pasos, de modo que los tres han de pernoctar en el pueblo. Eso sólo ya es bastante malo para Phil, pero cuando al día siguiente... perdón, me corrijo: cuando suena el despertador, se encuentra con algo pero mucho peor. Se encuentra que está de nuevo en el Día de la Marmota. Sí, así como suena. Y tiene que volver a vivirlo todo otra vez, a sabiendas de que no podrá salir del pueblo por la tarde. Y la próxima vez que suene el despertador, estará de nuevo en el Día de la Marmota. Sí, así como suena. Y tiene que volver a vivirlo todo otra vez, a sabiendas de que no podrá salir del pueblo por tarde. Y la próxima vez que suene el despertador, estará de nuevo... bueno, ya os hacéis una idea. 


"El día de la Marmota... ¿sigue siendo una vez al año, verdad?"


     Atrapado en el tiempo parte de una idea tan extraña y apabullante que con unos toques distintos,
podría perfectamente ser una cinta de terror. De hecho, sigue un esquema muy similar al de un "cuento" clásico (protagonista con un comportamiento indeseable-se ve envuelto en algo que le hace pensar-cambia por voluntad propia-todos son felices), y como tal, tiene toques macabros y siniestros. Phil, como protagonista de la cinta, empieza no queriendo creer lo que sucede, pero percibiendo muy pronto que él es el único que se da cuenta de que no ha habido "mañana", sino que todo el mundo está viviendo ese día por primera vez, sólo él lo vive por 87ª. No puede, por tanto, hablar con nadie acerca de ello, puesto que si lo intenta, le toman por un loco. Phil, hastiado, atrapado en un sitio que detesta, en una festividad que odia y pensando constantemente que él es perfecto y que derrocha talento y que merecería un puesto mucho más elevado del que tiene, ve lo que le sucede como algo injusto y que no debería pasarle a él. Aprovecha la situación primero para ligar fácilmente y prometiendo con firmeza cosas que sabe que no se verá en la incómoda situación de no cumplir... más tarde, para reírse de la gente y dejar salir su bordería y malhumor y pagarlo con quien sabe que no recordará nada cuando amanezca de nuevo, porque sencillamente será el mismo día, y no habrá sucedido. Más tarde, será el desencanto y la depresión lo que le invadan e intentará terminar con su vida, pero eso tampoco dará resultado. Por muchas veces que cometa suicidio, a las seis de la mañana volverá a sonar "I got you, baby" en su despertador.

 
  En contrapunto, tenemos a Rita, su productora. Una mujer alegre y risueña que sí piensa que la gente vale la pena, aunque se trate de "paletos", y que se convertirá en la llave de Phil. Rita, que conoce a Phil fuera de las cámaras y no a través de ellas, sabe que es prepotente con un excesivo buen concepto de sí mismo, pero a través de días y más días repetidos, Phil empezará a aprender qué le gusta y cómo acercarse a ella, y acabará diciéndole lo que le sucede sólo a él. Naturalmente, ella no le creerá, pero sí le hará pensar... "Si tuvieras la Eternidad por delante, ¿qué harías con ella?" Y Phil, que hasta ese momento, lo más constructivo que había hecho había sido mejorar su puntería para tirar cartas a un sombrero, decide, ya que tiene tanto tiempo, aprovecharlo. Y no, eso no hace cambiar su situación, el día de la marmota se sigue repitiendo, pero a cambio, Phil aprende a tocar de maravilla el piano (os recuerdo que para aprender piano, se necesitan como mínimo seis años...), a hablar en francés y aprender poesía francesa, a esculpir en hielo... porque se da cuenta de que tiene todo el tiempo del mundo. Y cuando ya crea que no le queda nada que hacer por sí mismo, entonces empezará a hacer cosas por los demás. Y descubrirá que sí le quedaba algo que hacer por sí mismo.

   Phil es un personaje que, al inicio de la cinta, se cree en posesión de la razón y se niega a pensar que, en el fondo, le ha ocurrido algo maravilloso. La vida, pocas veces da segundas oportunidades; a él, en cambio, le da TODAS las oportunidades posibles. Tendrán que pasar muchos días hasta que se dé cuenta de ello, pero acabará entendiendo y creciendo como persona. Al igual que sucedía en Los fantasmas atacan al jefe ("Scrooged", también protagonizada por Bill Murray), tiene que darse cuenta de sus errores y repararlos, pero Atrapado en el tiempo va más allá aún; no se trata sólo de corregirte tú, se trata de ver qué puedes hacer por los que están a tu alrededor, darte cuenta de que sólo tú estás ahí para ellos, porque sólo tú sabes qué va a sucederles y cómo evitarlo. Cuando Phil empiece a notar eso, empiece ser consciente que, por indeseable que sea, hay personas que sólo pueden contar con él, empezará a responder a esas mismas personas, aún cuando nadie le agradezca nada: lo tomará como su deber, y como buen personaje de cuento que es, empezará a crecer de forma positiva.

    Atrapado en el tiempo es una fábula divertida y encantadora, que consigue una empatía similar a la
de algunos guiones de Alfred Hichcock presenta: nos pone frente a un personaje odioso, pero que vive unas situaciones en las que, queramos o no, acabamos comprendiéndole y sintiendo simpatía por él. Pese a ser una cinta del año 1993, es, en su humor, una cinta ochentera, loca, desbocada y llena de disparates como sólo Harold Ramis (...un año ha que nos dejó) podía pergeñar. Cinefiliabilidad 3, lo que significa que es ideal para ver en familia y pegarse una panzada de risa frente al cuenco de palomitas o de galletas.


"Colecciono esporas, mohos y hongos" Si no coges ésta frase, tienes que ver más cine.