-¡Esto no tiene solución! - se frustra ZombiD.

      -Y yo te digo que sí la tiene. Piensa: estás encerrado. Tienes tres puertas. Una da al cuarto del asesino tacaño, la otra al foso de las serpientes venenosas, y la tercera, al circo de los leones muertos de hambre, ¿por cuál...? - Mi novio cierra los ojos y se da un guantazo en la frente. 

    -Vale. Soy idiota. - sonríe, y señala la puerta correcta de salida. 

    -¡Muy bien! - su ficha avanza y seguimos jugando al Laberinto Terrorífico. - Y no eres idiota, has dado con la solución.

    ZombiD hace un gesto vago de disconformidad, porque le fastidia haber tardado dos lecturas del acertijo para darse cuenta de la solución. A veces, hay que pensar un poco las cosas para verlas con claridad, y precisamente de pensar sabe mucho nuestro protagonista de hoy; tiene que saber ser listo en primera por la cuenta que le tiene, y en segunda porque serlo, es su oficio. Hoy, en Cine que ya tendrías que haber visto: Plan de escape.





Seguro que cuando a Ray Breslin (Silvester Stallone) le preguntaron de pequeñito qué quería ser él de mayor, no dijo "escapista de cárceles de máxima seguridad", pero de todo tiene que haber en el mundo. Su negocio consiste en adoptar una identidad falsa, ser detenido y encerrado en una prisión y después fugarse de ella, a fin de indicar a los responsables de las mismas los agujeros de seguridad que haya encontrado. Cual Houdini, es capaz de encontrar siempre el medio para burlar la seguridad, aparentemente infranqueable y pirarse. Poco después de una de sus fugas, le proponen un trabajo "especial". Ser internado y fugarse de una prisión no gestionada por el gobierno, sino por una empresa privada; en un principio, más segura que La Roca (que por si no os suena, es Alcatraz, de donde se fugaron Clint Eastwood primero y Sean Connery después. Recordadme que os hable de Fuga de Alcatraz éste invierno, y de La Roca en verano), y destinada a guardar en ella a los más feroces terroristas árabes, a los peores asesinos en serie, y en general, a los reclusos más peligrosos del mundo. 


    Sólo esto, ya hace saber a nuestro protagonista y a su organización que desde luego, no se trata de un trabajito rutinario, pero además hay otro problemilla: para garantizar la seguridad de la prisión, ésta no tiene nombre ni ubicación geográfica conocida, y nadie piensa decirle a dónde le van a llevar. En un principio, a los amigos de Ray no les parece nada aconsejable, y el propio Ray no las tiene todas consigo, pero ya sabemos lo que pasa cuando eres en algo el número uno: "el precio de poder ser el mejor, es tener que ser el mejor" (Terry Pratchett). Ray acepta. Y ahí empieza la función, porque lo que debería ser una recogida normal y rutinaria para empezar su misión, se convierte en un secuestro y Ray se encuentra incomunicado, tratado como un prisionero más y privado de su identidad, de modo que ahora ya no se trata de fugarse por negocio, sino para salvar su propia vida. Pero no va a estar completamente solo en su empresa; enseguida otro prisionero hará amistad con él, se llama Emil Rottmeyer (Arnold Schwarzenegger) y está dispuesto a prestarle toda la ayuda posible, a cambio de que, cuando salga, le lleve con él. 

No era la primera vez que Stallone estaba tras unas rejas, ya había tenido que enfrentarse a un alcaide
con exceso de celo en Encerrado y a un montaje policial en Tango & Cash, pero en ésta ocasión, su personaje dista mucho de ser un buenazo algo brutote o un policía con ínfulas de Armani; se trata, ante todo, de un hombre excepcionalmente inteligente. Se ha fugado de tantas prisiones, que tiene un "manual de la perfecta fuga" con un a-b-c de los pasos a seguir. La pega, es que la dirección de la prisión tiene exactamente ese mismo manual para impedir la fuga, manipular a presos y hacerles la vida completamente imposible, de modo que Ray se va a ver en la obligación de reescribir ese manual si quiere seguir con vida. 

Stallone tenía 29 años de edad y pasaba más hambre que el dios Talento. Sobrevivía haciendo chapucillas, recados y soñaba con ser actor, pero de momento, sus sueños sólo le habían llevado a intervenir en cintas baratas de producción televisiva o en produciones porno más baratas aún como The italian stallion. Una noche, se metió a ver un combate de boxeo entre un luchador renombrado y un aspirante desconocido; todo el mundo esperaba que el aspirante no durase ni un asalto. Pero aguantó dos asaltos, tres asaltos, seis asaltos... en el último asalto, perdió por KO técnico, pero para ese momento, el público entero estaba coreando al infeliz aspirante que se había dejado la piel para plantar cara a su adversario. Cuando el joven Stallone regresó a su casa tomó papel y lápiz y se puso a escribir como un loco. Apenas quince días más tarde, puso el punto final a su historia, titulada "Rocky", recordadme que os hable de ella un día de estos. Sly quizá no lo sabía, pero esa historia y su empecinamiento en protagonizarla, le llevaron a la fama y a convertirse en uno de los actores de acción mejor pagados de Hollywood. 

Por su parte, Arnold Schwarzengger había sido un niño alto y grande y enseguida le empezó a llamar
el mundo del culturismo y la musculación. Mientras servía en el ejército, se escapó sin permiso para tomar parte en una competición de belleza masculina que ganó. Pero nadie le quitó el arresto. Siendo joven, emigró a Estados Unidos, en principio sólo para participar en el certámen de Mister Olimpia, pero al ganarlo, empezaron a hacerle ofertas para el cine, en principio en papeles muy simplones como Hércules en Nueva York o Cactus Jack, ésta última junto a Kirk Douglas haciendo un papel de malo cómico estilo el Coyote. Su carrera parecía tópica y encasillada hasta que llegó la década de los ochenta y le dieron el papel que marcaría su carrera para siempre: Terminator. Poco más tarde vendría Commando que le consagró como héroe de acción, y ya a finales de la década, el propio Arnie habló con Harold Ramis para que le probase para una cinta cómica, que le llevaría a hacer pareja fraternal con Danny deVito en Los gemelos golpean dos veces. 

    El pasarse a la comedia, es algo que también Stallone intentó en su día con las olvidables Oscar, ¡quita las manos! o Alto o mi madre dispara, que estuvieron a punto de tirar por la borda su carrera... y es que la vis comica no se puede forzar. Lo que le había funcionado a Arnie, no funcionó para Stallone; hay quien dice que se debió a mala calidad de los guiones, pero sea como fuere, John Rambo no volvió a hacer pinitos en la comedia, salvo algún gag puntual en sus películas, y relanzó su carrera poco después con la muy meritoria Máximo Riesgo, en compañía de John Lithgow como adversario (quien, a pesar de su escaso renombre como actor yo tengo muy bien considerado. Alguien que es capaz de cambiar de registro de forma tan abismal como convincente para interpretar aquí a un psicópata y en cambio hacer un papel tan encantador en Cosas de marcianos, es un GRAN actor). 

La cinta que nos ocupa nos lleva al género carcelario que tanto gusta a Hollywood porque se escapa de lo que es la acción "sabida", aunque pertenezca al género. Para fugarse de una cárcel y hacerlo con éxito, no puede uno ir en plan tanque, es preciso tener cabeza, estudiar la situación, saber ser más listo que todos cuantos te rodean. Es algo que ya vimos en la citada más arriba, Fuga de Alcatraz, donde a pesar de que el protagonista (Clint Eastwood) sea un ladrón, un hombre fuera de la Ley, no podemos evitar sentir empatía hacia él, por lo inteligente que es. Stallone se verá aquí en la misma situación: despojado de su identidad, su tapadera y todo lo que le hacía una persona, se ve convertido en un recluso más y no puede hacer uso de su verdadero ser; allí no es nadie, nadie le conoce y nadie se enterará si desaparece allí para siempre porque está en un lugar que, técnicamente, no existe. Sólo le queda aplicar sus propios conocimientos para intentar salir de allí. Por su parte, Emil (Arnold) sabe que fugarse de allí, para él, es imposible. Tiene forzosamente que confiar en Ray y ofrecerle toda la ayuda posible para posibilitar la huída. 

Plan de Escape, estrenada en 2013, se hizo en parte para juntar a los dos grandes héroes de acción de los ochenta, a Rambo y a Terminator, evento que desde entonces queríamos ver y del que ya nos habían dado algún que otro caramelito en Los mercenarios. Películas hechas por y para la generación ochentera (padres e hijos), no son tanto entretenimientos como homenajes llenos de guiños a ellos mismos y a todos los que en su día crecimos viéndoles en pantalla; películas que, aunque pertenezcan al género de acción, rebosan cariño. Cariño hacia un oficio, cariño hacia unos fans, cariño hacia un género del cine que, aunque viniera anunciándose desde los setenta, nació verdaderamente y tuvo su máximo esplendor en los ochenta. 

Plan de Escape es una cinta divertida, entretenida, llena de acción y con su poquito de intriga, para que nadie diga que los héroes del género son todo músculos sin nada de seso. Es ideal para ver con padres o amigotes y, como se viene diciendo desde hace ya más de treinta años: "te mantendrá dos horas al filo de la butaca". 


"Murdok: Misión cumplida" Si no coges ésta frase, tienes que ver más cine.