Este momento histórico, que va desde el 794, ocasión en el que el emperador Kanmu traslada la capital a Kioto, y finaliza en el 1185, cuando concluye la rebelión Heiji, fue el momento en el que se vivió el mayor auge de la literatura escrita japonesa y es de donde se conservan obras consideradas como claves y clásicas de su historia de la literatura, tanto en prosa como en poesía.


Si bien el chino continuaba utilizándose como lengua oficial en la corte heiana, fue con la introducción del kana cuando se produjo la explosión literaria. El kana es el término empleado para reconocer a los silabarios japoneses, en contraposición a los kanjis, representaciones ideográficas que adoptaron del chino unos siglos antes. Dentro del kana encontramos el hiragana y el katakana, que se utilizan ampliamente en la actualidad, y por otro lado el man’yōgana, el predecesor de ambos que se estima que se comenzó a utilizar en el siglo VI d.C.

Si ya la introducción del sistema de los ideogramas kanjis por parte de los coreanos a finales del siglo IV d.C. en plena época Yamato supuso una revolución a nivel de crónicas y archivos, la introducción de un sistema propio y mucho más similar a la lengua empleada hizo que explosionara sobre todo con la literatura cortesana y en especial la producción realizada por las mujeres de la corte.

Evidentemente, la fructificación literaria será realizada tanto por hombres como por mujeres, pero dentro del mundo Heian destaca sobre todo el de las damas japonesas que ofrecen tanto poemas como una prosa desconocida hasta el momento en el país que nos da un idea de lo que acaecía en la corte o en la sociedad japonesa del momento.

La poesía de época Heiana


Conocido como el exponente más importante de poesía del período se encuentra el Kokin Wakashū (古今和歌集) o Kokinshū (古今集), un recopilatorio de poemas (o waka) ordenado por el emperador Daigo en el siglo X d.C. cuya traducción literal sería "Colecciones de tiempos antiguos y modernos". El Kokinshū fue recopilado por cuatro poetas de la corte: Ki no Tsurayuki, cuya obra principal es el Tosa nikki (土佐日記), aparte del Kokinshū; Ki no Tomonori; Ōshikōchi Mitsune; y Mibu no Tadamine, todos poetas importantes en el momento.

También es muy importante conocer la selección que realizó Fujiwara no Kintō a comienzos del siglo XI de los treinta y seis inmortales de la poesía (三十六歌仙 Sanjūrokkase) haciendo referencia a los mejores poetas del período Heian, entre los que destacamos a Ise, cuyos poemas podemos encontrarlos recopilados en el Kokinshū; Ono no Komachi , una de las mejores seis poetisas del waka, también conocidos como Rokkasen, a la cual además se le atribuyeron gran cantidad de leyendas románticas; o Henjō, un monje budista nieto del emperador Kanmu.

Así bien, también nos gustaría añadir a este tema el objetivo de la poesía en época Heiana como algo también puramente romántico y dentro del cortejo en la alta sociedad japonesa del momento. De acuerdo con Mathew Gerber en su tesis "The Importance of Poetry in Japanese Heian-era Romantic Relationships", la poesía era necesaria para el proceso de inicio de una relación romántica, socialmente aceptada para la comunicación entre hombres y mujeres de la época, en donde podemos observar que los inicios del cortejo siempre se encuentran un intercambio de poemas y sin la poesía, el desarrollo de dichas actividades amatorias hubiera sido imposible. A pesar de su importancia, era sólo parte de un aspecto por el cual la poesía era utilizado.

La prosa del período Heian: diarios y relatos poéticos.


Estos son principalmente los géneros que dispone la prosa en este período. Y si bien como decíamos con anterioridad, la importancia de la explosión de la literatura es sobre todo gracias a las mujeres, que escribieron muchísimo y con gran calidad.

Los Nikki bungaku (日記文学) son un género japonés que floreció en la época y no son más que diarios personales llenos de lirismo y son conocidos especialmente los siguientes: osa Nikki, Kagerō Nikki, y Murasaki Shikibu Nikki. Las características principales de este género, difíciles de significar, podrían definirse como frecuente uso de poemas, el tiempo que pasa entre los sucesos ha sido largo y sólo escriben lo que recuerdan y por último la expresión y búsqueda de uno mismo.

Al lado de los Nikki bungaku tenemos los relatos poéticos o los uta monogatari, entre los que destacaríamos los Ise Monogatari, Taketori Monogatari o uno de los más importantes e influyentes, el Genji Monogatari, un relato de más de 4000 páginas que narra la vida del ficticio príncipe Genji por su esposa, Murasaki Shikibu, donde narra todas sus aventuras amorosas (está considerado a la postre una suerte de Don Juan japonés), así como refleja la alta sociedad de la época.


Por Ysora