La isla de las puertas del infierno

Después de que Japón perdiera contra las tropas estadounidenses en la II Guerra Mundial, Kitō Chimata, a punto de morir debido a unas fiebres, pide a su compañero de batallón Kindaichi Kōsuke que vaya a su isla natal, la misteriosa Gokumon-tō, para evitar que sus tres hermanas mueran. Tras tan extraña petición, Kindaichi accede y lleva la carta del muchacho muerto hasta la isla. Pero Kindaichi no es una persona cualquiera, él es detective y de los más perspicaces de Japón y al llegar a la isla, previamente prevenido por Chimata ante el futuro atentado que puedan sufrir sus hermanas, empieza a ver que suceden cosas que no son del todo normales.

El lugar es ante todo, extraño. En medio del mar de Seto, la isla está poblada por descendientes de piratas y de algunos samuráis que tuvieron que exiliarse allí tras la revolución Meiji. Además prácticamente se rigen por su propia ley en donde el jefe de pescadores, perteneciente al poderoso clan Kitō , es el amo y señor de toda la isla.

Gokumon-tō es una novela policíaca. Que su sugerente título no os lleve a error, no se trata de otra novela sobre fantasía terrorífica ambientada en Japón, aunque pueda tener algún que otro regusto fantasioso, siempre utilizado como recurso más bien estilístico. Kindaichi es uno de los detectives más conocidos de Japón, en donde podríamos colocarlo, por el estilo y por la evolución de los casos, basado en la investigación y la deducción, al gran Poirot de Agatha Christie. A esta autora precisamente nos recuerda Seishi Yokomizo, autor de esta obra y no desconocido en España, ya que hemos podido leer de él El clan Inugami, publicado por La Factoría de Ideas en el 2008; y es que Yokomizo es uno de los mejores autores de misterio de todo Japón y no es de extrañar la rápida comparación que podamos realizar, a nivel de temática y sobre todo, de limpia ejecución, en donde podemos ver elementos clásicos de la novela policíaca: una nota que augura un futuro escabroso; un detective importante y sobre todo portentoso en cuanto a sus deducciones; y una evolución que nos debería dejar hasta el final con la sorpresa ante cual de todos los personajes, previamente presentados, es el asesino.

El libro es adictivo y fácil de leer. La traducción de Ismael Funes Aguilera es fluida y hace amena la lectura. La edición de Quaterni está bien cuidada, con notas al pie de página con elementos aclaratorios y un par de esquemas que presentan a las familias Kitō  y al elenco de personajes para que no nos vayamos perdiendo en la narracción. El estilo de Yokomizo es elegante, dinámico y moderno, muy del gusto de las descripciones ambientales para dar sensación de oscuridad, misterio y un poco de fantasmagoria en todo el relato. Unido a los haikús empleados en la obra y a la elegancia con la que están descritas y ejecutadas las escenas de los crímenes, puede llegar a hacer de estos una obra de arte que se plasmará en nuestra cabeza con gran impronta.

Sin duda alguna, la que suscribe se llevó una grata sorpresa al terminar el libro. No soy gran lectora del género, pero si algo hay que reconocerle al autor es que engancha, a pesar de lo predecible (o no) que pueda resultar el final. Una obra altamente recomendable tanto si os gusta el género como si no, sobre todo por lo amena y entretenida que es, os dejará un buen sabor de boca, ya que no en vano está considerada como una de las mejores novelas de misterio de su país de origen.

Ficha técnica

Autor: Yokomizo Seishi
Edición original de 1947-1948
Quaterni, 2015
243 páginas
Traducción de Ismael Funes Aguilera