En cierta ocasiĆ³n, leĆ­ en internet… “Lo bueno de pasar de los treinta, es que yo ya hice todas mis gilipolleces adolescentes antes de las redes sociales”, y es una frase tan cierta que harĆ” que a mĆ”s de uno le den ganas de llorar, cuando empiece a cumplir aƱos, mire publicaciones de aƱos pasados y piense algo como “Dios mĆ­o, dime que no era tan tonto como me lo parece”. Y mĆ”s o menos a eso, se reduce la adolescencia: a pensar que eres mĆ”s listo que tus padres, que ya lo sabes todo, equivocarte y pegarte de narices, aprender, y volver a pensar que eres mĆ”s listo que nadie, volverte a equivocar y pegarte de narices… y asĆ­ sucesivamente. Lo que en circunstancias normales se suele ver reducido a estudiar el dĆ­a antes del examen, besarte con quien no debes o pensar que tus apetencias musicales son inamovibles, en la pelĆ­cula que nos ocupa hoy, adopta consecuencias mucho mĆ”s dramĆ”ticas, porque metemos de por medio a un asesino. 

   Nos encontramos a final del trimestre, y la profesora Moriguchi reparte bricks de leche entre sus alumnos y les hace saber que abandonarĆ” el colegio, de modo que esa es su despedida. Los alumnos, bastante animalicos ellos, se lo toman a burla y se rĆ­en de ella. Moriguchi, frĆ­a e impasible, les informa que deja el colegio por un motivo muy particular. Su pequeƱa hija de cuatro aƱos de edad, muriĆ³ hace unos meses, ahogada en la piscina de la escuela. Lo que en un principio se tomĆ³ por un desdichado accidente, la profesora sabe que se tratĆ³ en realidad de un asesinato, llevado a cabo por dos alumnos de su clase, allĆ­ presentes, y con todo aplomo, les indica cĆ³mo va a vengarse de ellos. 



   AquĆ©l que diga que echa de menos sus tiempos de instituto, es porque o bien los ha olvidado por completo, o porque perteneciĆ³ a una afortunada minorĆ­a que realmente aprovechĆ³ el tiempo, o porque formĆ³ parte del grupo de los acosadores y nadie le dio nunca las dos bofetadas que se merecĆ­a. Confessions nos pone en una situaciĆ³n descarnada y desmitificada; aquĆ­ los adolescentes no son propios de una pelĆ­cula americana rosa y purpurina estilo “Jai scul miĆŗsicol”, sino mĆ”s bien son propios de Carrie. Los niƱos de la pelĆ­cula, de sĆ³lo trece aƱos de edad, en su bĆŗsqueda de su identidad y en su ansia por pertenecer a un grupo, el que sea, primero forman piƱa contra la profesora, a la que insultan y subvaloran sin cortarse un pelo. MĆ”s tarde, harĆ”n piƱa contra el asesino de la niƱa, al que harĆ”n la vida imposible y torturarĆ”n (no es que me parezca mal la forma, pero sĆ­ el fondo. Importa mucho por quĆ© se le hace algo a alguien. Si lo haces porque lo crees justo, adelante. Si lo haces por molar y ser popular, eres tan cretino como Ć©l, aunque tĆŗ no hayas matado aĆŗn a nadie), y mĆ”s tarde aĆŗn contra el primer chivo expiatorio que, simplemente, se niega a seguir a la masa. Pensar por uno mismo, tener opiniĆ³n propia, no mezclarse con el grupo, son delitos capitales entre los adolescentes. Es lo que se conoce como el sĆ­ndrome del cubo de cangrejos (segĆŗn el cual, si metes cangrejos vivos en un cubo, Ć©stos no solo no lo abandonan, sino que si uno intenta salir, sus propios compaƱeros tiran de Ć©l y le impiden escapar.)

    Que la adolescencia es un proceso confuso y lleno de temores, no es un misterio para nadie, pero nuestro protagonista (no le puedo nombrar, serĆ­a spoiler), intenta vencer su propia inseguridad considerando imbĆ©ciles a los demĆ”s y matando para conseguir notoriedad. Al igual que sucede a muchos personajes con excesiva buena idea de sĆ­ mismos, las opiniones sobre su talento estĆ”n divididas: Ć©l opina que es genial. Yo pienso que es un histĆ©rico. Aunque el personaje estĆ© bien construido narrativamente hablando, llegĆ³ un momento que me saliĆ³ ese pequeƱo sr. Belvedere que todos llevamos dentro y me dije “a Ć©ste crĆ­o, lo que le falta es que alguien le dĆ© una lecciĆ³n de objetividad. O directamente dos collejas como dos panes de a quilo”. Nuestro protagonista se ve a sĆ­ mismo como alguien frĆ­o y lĆ³gico, sin piedades ni debilidades, preocupado sĆ³lo por sus invenciones que Ć©l cree revolucionarias… Visto desde fuera, comprobamos que en realidad es un niƱo llorĆ³n, enfadado con todo el mundo porque no logra satisfacer sus desesperadas ansias de atenciĆ³n.


 Confessions es una cinta dividida claramente en tres capĆ­tulos, siendo el pequeƱo resumen que os presento el primero de ellos. En los tres, podemos observar una narraciĆ³n cĆ­clica, donde se parte de una presentaciĆ³n de la situaciĆ³n, nos explican quĆ© nos ha llevado a la misma, y se produce el colofĆ³n. En cada uno de los capĆ­tulos, el colofĆ³n serĆ” mayor que el anterior hasta producirse el verdadero final, alargado y lleno de justicia poĆ©tica. La cinta nos pone ante una disyuntiva interesante y tan baqueteada en todo el mundo como son las leyes para menores de cierta edad. En EspaƱa tambiĆ©n sucede que los menores de edad, no son imputables, sin importar quĆ© hayan hecho, y desde luego que no se tiene la misma madurez mental a los once aƱos que a los quince, pero desde muy pequeƱos, aprendemos la diferencia entre lo que estĆ” bien y lo que estĆ” mal, y todos sabemos que matar –salvo casos muy determinados de defensa propia- estĆ” mal. La cinta carga con decisiĆ³n hacia esa ley que hace que los menores de catorce aƱos sean impunes para pagar por lo que han hecho. La maestra, viendo que el vil asesinato de su hija queda sin castigo, no duda en erigirse en diosa vengativa cual Conde de MonteCristo para conseguir que los asesinos de su hija, paguen por su crimen. 

    Confessions es una pelĆ­cula rodada desde un punto de vista asiĆ”tico, y por lo tanto, la imagen, la fotografĆ­a, los planos… son tan importantes o mĆ”s que la propia historia. El guiĆ³n y la estĆ©tica trabajan juntos y no se separan ni por un momento. Eso tambiĆ©n implica que a veces la historia se vuelve repetitiva o cuando menos, excesiva. No dirĆ© que se haga pesada, pero sĆ­ que le sobra metraje y da la impresiĆ³n de ser un “cuento alargado”. De cualquier manera se llevĆ³ los premios de Mejor GuiĆ³n, DirecciĆ³n y EdiciĆ³n en los premios de cine japoneses; fue ofrecida para participar en los Oscar en la categorĆ­a de Mejor pelĆ­cula de habla no inglesa, pero la Academia la rechazĆ³.