-"¡Dios mĆ­o! ¿QuĆ© podĆ­a hacer? La cĆ³lera me cegaba, y comencĆ© a renegar; empecĆ© a hacer rechinar sobre el suelo la silla en que me sentaba, intentando ahogar aquĆ©l sonido, pero el ruido dominaba el cuarto... ¡y aquĆ©llos policĆ­as seguĆ­an allĆ­, hablando, sonriendo y haciendo bromas estĆŗpidas! ¿SerĆ­a posible que no lo oyesen? ¡Dios Todopoderoso! ¡SĆ­, sĆ­ lo oĆ­an! ¡OĆ­an, lo sabĆ­an todo, se divertĆ­an con mi espanto!..." ZombiD, afloja la mano, me estĆ”s cortando la circulaciĆ³n.

-¡Ay, perdĆ³n! - contesta mi novio y su mano, tensa sobre mi muslo, se relaja. Nadie agarra como un zombi; puedo sentir el hormigueo de mi sangre bajo su mano frĆ­a y el peso relajante de su cabeza sobre mi regazo. - Es que lo lees tan bien... sigue, por favor. 

A ZombiD y a mĆ­ nos encantan los cuentos de miedo, y hoy traemos una pelĆ­cula que estĆ” compuesta exactamente de eso, de cuentos cortos de terror; hoy, en Cine Freak Salvaje, Creepshow. 



La autora de los libros del PequeƱo Vampiro, Angela Sommer-Bodenburg suele contar que cuando era maestra, en su intento de interesar a sus pequeƱos alumnos por la lectura, les preguntĆ³ quĆ© tipos de libros les gustarĆ­a leer. Y los niƱos le dieron una respuesta que no esperaba: querrĆ­an leer libros que dieran un poco de miedo. Al otro lado del ocĆ©ano, la editorial Warren Comics ya sabĆ­a eso desde la dĆ©cada de los sesenta, y Creepshow fue la adaptaciĆ³n cinematogrĆ”fica de una revista que habĆ­a hecho historia. El padre del terror zombi, George A. Romero, ayudado por Stephen King, nos lleva a una tĆ­pica casa de clase media, con decoraciĆ³n de Halloween en la que un autoritario padre reprende a su hijo por leer lo que Ć©l llama "mierda", y no es otra cosa que la revista Creepy, revista que el padre tira a la basura de mala manera, ante la impotencia del pequeƱo. El frĆ­o viento de la noche otoƱal desbarata las pĆ”ginas de la revista, y nos permite ir leyendo las diversas historias de la misma. 

    Las "historias de historias" en el cine de terror ya habĆ­an sido utilizadas en otras ocasiones, bien adaptando cuentos ya conocidos de Poe u otros autores similares sin relaciĆ³n entre ellas, bien usando un hilo conductor y presentando las historias, como en la cinta que nos ocupa. Visto asĆ­, Creepshow no parecĆ­a ofrecer nada nuevo, pero en realidad sĆ­ lo hacĆ­a, al ofrecernos una pelĆ­cula que no estaba pensada estrictamente para el pĆŗblico adulto, sino mĆ”s bien "tolerada". No diremos apta para todos los pĆŗblicos, a no ser que queramos crear un interesante trauma a los niƱos pequeƱos, pero sĆ­ estaba concebida para que fuese disfrutada por el mismo espectro de edad de los otrora lectores de la revista, es decir, niƱos a partir de unos diez o doce aƱos. 

   AsĆ­, bajo un prisma tanto de terror como de humor negro, Creepshow nos presenta las historias del
DĆ­a del padre, en la que una mujer, atormentada por la tiranĆ­a de su despĆ³tico padre, lo asesina en el citado dĆ­a festivo, y cada aƱo vuelve para conmemorar esa fecha; en La solitaria muerte de Jordy Verril, un campesino de pocas luces (encarnado por Stephen King) observa la caĆ­da de un meteorito y decide quedĆ”rselo para venderlo; en La marea un marido engaƱado (encarnado por Leslie Nielsen) decide tomarse la justicia por su mano contra su esposa y el amante de la misma (bajo la piel de Ted Danson)... En cada historia sucede algo terrorĆ­fico y es el miedo, lo inquietante y lo inexplicable lo que conduce las mismas, pero se respira mĆ”s humor negro y justicia poĆ©tica que gore o crueldad; Romero no olvida en ningĆŗn momento que estĆ” adaptando un cĆ³mic y utiliza todos los efectos a su alcance para que nos sintamos inmersos tanto en la historia, como en la revista, usando planos de viƱetas, efectos sobreimpresionados (el tĆ­pico "POW!" que se veĆ­a en los episodios de la serie televisiva de Batman, para entendernos), etc. El resultado final es tan nƤif como impactante y muy agradable, sobre todo si uno es amante del cĆ³mic ademĆ”s del cine. 

     La direcciĆ³n de George A. Romero nos lleva a historias no tanto "cortas" como "en su justa medida", contadas sin florituras y que van directamente a la acciĆ³n. Es cierto que no tienen un guiĆ³n de cortar el aliento y pueden pecar de ingenuas, pero son historias resueltas con acierto, atrayentes, que no permiten la distracciĆ³n del espectador y no dejan cabos sueltos (algunas pelĆ­culas de terror de hoy en dĆ­a, no pueden decir lo mismo). A diferencia de los cĆ³mics, que solĆ­an ser en blanco y negro (salvando en las Ćŗltimas etapas de la revista, cuando la expresiĆ³n "a todo color" empezĆ³ a popularizarse), los colores cobran un protagonismo esencial en las historias, subrayando los momentos principales de las mismas. 

Romero contaba con los genios de Stephen King en el guiĆ³n y de Tom Savini en los efectos especiales, ademĆ”s de con las simpatĆ­as de un pĆŗblico que conocĆ­a la revista y en buena parte habĆ­a crecido con ella en mayor o menor medida. La revista Creepy, junto con su prima Eerie habĆ­an sido publicadas, como decĆ­a mĆ”s arriba, por la editorial Warren Comics, desde el aƱo 1964; el protagonista de la misma era "el guardiĆ”n de la cripta", comĆŗnmente conocido como "el tĆ­o Creepy" (sĆ­, sĆ­, ese que tambiĆ©n vive en mi castillo), y Ć©l presentaba y cerraba las historias, generalmente haciendo algĆŗn chiste malo. En Eerie el planteamiento era similar, si bien el personaje conductor era "el primo Eerie", sobrino del anterior. 

     Las historias de los cĆ³mics, de terror y ciencia-ficciĆ³n, estaban plagadas de vampiros, licĆ”ntropos,
zombis y necrĆ³fagos, y los niƱos las devoraban con tanta pasiĆ³n como un niƱo puede devorar cualquier cosa que sabe que a sus padres no les hace demasiada gracia que devore. A lo largo de dos dĆ©cadas, todas las asociaciones de padres ƱoƱos (muchos de los cuales ni siquiera habĆ­an echado un vistazo a la revista) clamaron contra la misma, acusĆ”ndola de pervertir las inocentes mentes de los candorosos niƱitos, que ya se sabe que de no ser por Creepy sĆ³lo pensarĆ­an en flores y corderitos, hasta que a mediados de la dĆ©cada de los ochenta, ambas revistas dejaron de publicarse. A EspaƱa llegarĆ­a en el aƱo 1979, publicadas en su mayor parte en la revista Dossier Negro, y tambiĆ©n bajo el mismo tĆ­tulo Creepy; dejarĆ­a de llegar para el aƱo 1985, y serĆ­a brevemente recuperada en los primeros aƱos de la dĆ©cada de los noventa, para finalmente desaparecer... pero los zombis y el disco nunca morirĆ”n del todo: actualmente, la compaƱƭa Dark Horse, bajo la editorial Planeta Agostini estĆ”n reeditando todas las revistas en lujosos tomos en tapa dura, que comprenden cuatro revistas cada uno, con sus portadas a color. 

   Creepshow tuvo un moderado Ć©xito en su exhibiciĆ³n en cines, lo que motivĆ³ una secuela cinco aƱos mĆ”s tarde, en 1987, Creepshow 2, que seguĆ­a un esquema similar y mezclaba imagen real con animaciĆ³n, y que tambiĆ©n contĆ³ con la trĆ­ada Romero-King-Savini, si bien los dos primeros se ocuparon sĆ³lo del guiĆ³n; la direcciĆ³n corriĆ³ a cargo de Michael Gornik. AdemĆ”s de ello, tambiĆ©n motivĆ³ la famosa serie de televisiĆ³n "Cuentos de la cripta", por cuyos episodios se pasearon actores de la talla de Christopher Reeve, Joe Pantoliano o Demi Moore, y hasta uno de ellos fue dirigido por Arnold Schwarzenegger. La tercera parte existente, Creepshow 3, no contĆ³ con ninguno de aquĆ©llos talentos, y la mera verdad es que no se la recomiendo a nadie.

    Creepshow es una cinta hecha por y para los amantes del terror, un guiƱo hacia todos aquĆ©llos que hemos sufrido incomprensiĆ³n por gustarnos las pelĆ­culas o novelas orientadas a causar miedo, y que amamos los cĆ³mics y los efectos especiales hechos a mano, a la vieja usanza, con esa calidez y encanto que les da su propia simplicidad. Una pelĆ­cula que puede forjar a toda una nueva generaciĆ³n de adoradores del terror y enamorar de nuevo a los talluditos. Cinefiliabilidad 5, lo que significa que no es apta para niƱos muy pequeƱos y su estĆ©tica puede ser algo difĆ­cil, pero es fĆ”cil de ver aĆŗn asĆ­ (AtenciĆ³n al recogedor de basura que lleva puesto el walkman; es Tom Savini).

QuƩ bonitos ojos tienes...



"¡No falla nunca; vas al baƱo y frotan la lamparita!" Si no coges esta frase, tienes que ver mĆ”s cine.