Por Calistina

Jesús Alonso Iglesias empezó en el Estudio de animación Milímetros S.A. donde igual diseñaba personajes que hacía los stories o los layouts.

Con un trazo muy suelto y ágil, empieza a hacer encargos para agencias de publicidad, ya como freelance.

Arranca su carrera como dibujante de cómics con Silhouette (2010). Premiado en el 34º Salón del Cómic de Barcelona junto al guionista El Torres por su obra El Fantasma de Gaudí (premio a la mejor obra de autor español), se embarca en un proyecto en el que el editor es a la vez guionista (y sí, tiene tinte autobiográfico): Paquet de Mierda; Los Dalton en el país vecino ocupan hoy por hoy su tiempo..
Sepamos algo más de él.
KZ- Los niños solían venir con un pan bajo el brazo… ¿En tu caso fueron pincel y acuarelas?

JA- No, mi madre siempre cuenta la anécdota de que de pequeño bromeó conmigo sobre que a mi me recogieron de la basura y desde entonces yo la ataco con el mismo argumento jajajaja. 
Los lápices y las pinturas vendrían más tarde. Nunca faltaban en casa. 


KZ- Empezaste en un estudio de animación. ¿Qué diferencias hay entre hacer storyboards, layouts o diseños para una película o para un cómic?

JA- Las diferencias son las evidentes entre lenguajes distintos. Igual que las palabras se pueden utilizar para escribir desde una receta para un medicamento hasta algo como El Quijote, con los dibujos pasa igual. Hay partes que tienen en común y luego muchas otras propias de cada medio. Por poner un ejemplo, algo tan molón cómo diseñar personajes, en los dibujos animados tiene que seguir unas pautas muy claras de sencillez, claridad y reconocimiento rápido porque va a ser repetido miles de veces por artistas distintos desde todas las posiciones imaginables. Y en la pantalla debe resultar coherente e identificable en segundos porque es un medio en el que todo pasa muy rápido. 
En la ilustración y el cómic los personajes pueden ir tan detallados y matizados como te apetezca porque el lector puede tomarse el tiempo que quiera para reconocerlos. 
Con la narración ocurre igual. En pantalla tiene que ser más efectiva puesto que la lectura de las imágenes si no resultaría de lo más confusa y errónea por lo tanto. 
Otra de las diferencias son las elipsis. En un cómic uno puede dar por obvias muchas más cosas de nuevo por el ritmo de lectura. En pantalla la acción suele ser más lineal, más detallada. Ese es un recurso que me gusta usar a veces en mis dibujos, un poco imitando a los animadores, con poses muy seguidas, porque ralentiza las escenas y les da ese aspecto cinematográfico que algunos dicen reconocer en mi trabajo, seguramente por cosas como esas.

KZ- Tu webcómic Me llamo L, se quedó en el principio. ¿Lo retomarás, lo tienes aparcado..?

JA- Aquello fue un intento de llevar adelante un cómic completamente mío, con la excusa de dedicarle muy poco tiempo a cada página y que la historia fuera creciendo sobre la marcha. Llegué a desarrollar la línea argumental pero me llevaba más tiempo del que tenía y acabé abandonándola. Aún así tengo más páginas dibujadas que no publiqué y es de esas cosas que siempre están rondando por ahí. Me gustaba mucho y no descarto seguirla en algún momento de locura. 

KZ- Desde Silhouette hasta PDM, parece que los personajes atormentados se te dan de miedo. ¿Es así? ¿Qué tiene que tener un guion para que quieras participar en la parte gráfica?

JA- Será porque soy como uno de esos personajes. No, en realidad es porque siempre es más fácil trabajar con personajes así. Creo que es como en la interpretación, que dicen que es más fácil hacer llorar que reír. Para el dibujo cómico tengo mis problemas, aunque es de esas cosas que aprendí a hacer en animación. Y además, salvo la historia de centauros que dibujé junto a Josep Busquet, nunca me han ofrecido nada de humor. ¿Seré un tipo triste?

Sobre la elección, elegir lo que se dice elegir, aún no me encuentro en esa situación privilegiada jajaja. He tenido la suerte de que me han gustado las historias que me han ido ofreciendo hasta ahora. En todas veía la posibilidad de añadirles algo mío. Y quizás esa sea la razón oculta, la de que me sugieran algo que aportar. No sé, estoy elucubrando yo solo. Lo hago a menudo y siempre a posteriori. 

KZ- El Fantasma de Gaudí sigue cosechando éxitos. ¿Has notado algún cambio? ¿Alguna tarjeta Black en el buzón?

JA- Sinceramente no, a las dos preguntas. El día del premio recibes muchas felicitaciones y halagos, y desde la nube en la que me encontraba tratando de creerme lo que estaba pasando, piensas qué va a suponer esto en tu trabajo. Pero enseguida supe que el lunes siguiente sería como cada lunes, una lucha más con el lápiz y el papel. 

A diferencia del lamentable ejemplo de nuestros políticos, lo más parecido a una tarjeta black que me ha llegado fue la remuneración económica del premio, legalmente facturada, cobrada y declarada. 
Soy dibujante, no sinvergüenza < guiño, guiño> jajajaja

KZ- Hablemos de PDM. En esta obra, Paquet se retrata como una persona insegura, algo dependiente diría yo. ¿Tomaste como referencia al propio Paquet o te inspiraste en alguien más?

JA- Partimos de la base de que yo no conocía a Pierre. Y así empieza la historia. De hecho me enteré ya con diseños y páginas avanzadas que el protagonista era él, ¡que no se parecía en nada al personaje!
Eso da la idea de la locura de proyecto en la que me vi metido. 
El otro problema era que al ser una historia real era muy difícil aportar nada por el miedo a incluir cosas falsas en la biografía de Pierre. Aún así, evidentemente tuve que tomar decisiones para darle lógica narrativa a lo que Pierre me enviaba. 
Luego, como en todos los personajes que dibujas, tratas de meterte en su piel para conseguir darle ese punto a la actuación que lo haga creíble. A veces lo identificas con alguien en concreto y otras veces tiras de imaginación. 

KZ- Hablando de inspiración… Todo autor tiene sus artistas fetiche ¿Cuáles son los tuyos y por qué?

JA- Buff! Siempre me estresa esa pregunta. ¡Son tantos y van cambiando en las distintas épocas...! Evidentemente hay unos cuantos que saltan a la vista en mis cómics. Mignola, Bodart, Alex Toth,.. Estos tres podrían estar en lo alto de mi Olimpo particular. ¡Cada cosa que veo suya es tan identificable y me emociona tanto..! 

Pero luego están toda esa generación de dibujantes americanos como Milton Canniff, Roy Crane, Alex Raymond, .... En un momento me volví completamente loco con José Luis Salinas y su Hernán el corsario. Hergé, Fraquin, Uderzo fueron mis referentes para aprender en mi etapa en la animación. Otra época me estudié a George Pérez con su “Crisis en tierras infinitas”. Y así todos los días voy sumando gente increíble. Vivo en una montaña rusa de influencias. Soy muy voluble. 

KZ- Un justiciero enmascarado en Silhouette, una trama policíaca en El Fantasma de Gaudí y una comedia costumbrista en PDM. ¿En qué género te sientes más cómodo?

JA- El genero costumbrista me gusta mucho porque me gusta dibujar personajes muy reconocibles, muy de la vida diaria. Pero también aprendí a dibujar con los superhéroes así que me divierto mucho con ese estilo también.

En realidad me considero un dibujante de "actores". Me gusta matizar las distintas emociones de los personajes que dibujo. 

De todas formas, yo soy alguien muy perezoso a la hora de dibujar. Si por mi fuera acabaría dibujando siempre lo mismo, gente con poca ropa haciendo cosas incongruentes, por no pensar. Así que utilizo cada uno de los proyectos como una manera de forzarme a dibujar todo aquello que no sé o me da pereza. Desde cuando he estado ilustrando libros de texto a los cómics que ando dibujando ahora, todos me han obligado a dibujar muchas cosas que de otra forma nunca hubiera hecho. La comodidad por lo tanto no es un valor en sí mismo a la hora de escoger un proyecto determinado. Cada cosa que escojo supone un nuevo reto, que luego, evidentemente intento llevar a mi terreno, que es el de los personajes.

KZ- Si te dieran carta blanca como autor completo (guion, dibujo y color) ¿Qué historia te gustaría contar?

JA- ¡La que tengo a medio escribir! Jajaja

La verdad es que tengo varias. Algunas las he descartado de momento porque me exigen manejar demasiada información para el tiempo del que dispongo y mis habilidades como guionista. 

A la que me refiero es una que visualicé desde un primer momento y según iba pensando en ella iba cogiendo coherencia. La intención es dedicarme a ella si puedo una vez que termine lo que tengo entre manos, siempre que me pueda permitir tomarme un tiempo para pensar solo en escribir. 

Por otro lado, yo he crecido y he aprendido leyendo tebeos de aventuras, y aunque me gustan las historias más íntimas, más personales, me he dado cuenta de que no son incompatibles las dos cosas. Es por donde quiero llevar mis historias, el día que me atreva a escribirlas.

Los vaqueros siempre han sido un motivo repetitivo en mis cuadernos de dibujos y cuando me ofrecieron la posibilidad de hacer los álbumes sobre los Dalton, me encantó la idea. 

Lo importante está en conseguir traspasar esa barrera con el lector y hacerle sentir algo más con sólo unos pocos textos y dibujos. Cada día me maravilla más el trabajo de los guionistas, y me inspira más. Si está bien hecho lo que cuente es secundario para mí, porque seguro que acaba emocionando. ¡Siempre que no la cague en mi parte del trabajo! jajajaja

KZ- Actualmente, ¿a qué dedicas tu tiempo? ¿Algún proyecto en ciernes?

JA- Pues en estos momentos ando metido en el segundo y último álbum de los Dalton, para Francia con la intención de que salga para las mismas fechas que el primero, junio-julio del año que viene. 
Y como no sé vivir sólo con una cosa en mi mesa, estoy participando en un proyecto de animación del que no puedo contar nada más aún. Pero lo estoy disfrutando como un enano. 

KZ- No nací con un pincel en la mano, pero se me da bien dibujar. ¿Qué consejos me darías para alcanzar tu nivel?

JA- Lo primero que te diría es que no te molestes en alcanzar mi nivel que no podrás jajajaja. 
No, en serio, mi nivel es mi nivel. Pasado mañana espero que sea un poco mejor y así siempre. Creo que esa es la lección importante. Conformarse con lo que estás haciendo ahora mientras de reojo miras hacia dónde quieres ir. 

Copiar, apuntarse a alguna escuela si es posible, juntarse con gente como tú con la que compartir, criticar y comentar, estudiar, estudiar y estudiar, todo lo relacionado con el arte, el cómic y lo audiovisual...

Y dibujar. Mucho. Todo el rato. Es la única forma de progresar y comprobar ese progreso. Dibujar es un 50% de trabajo manual y controlarlo para poder desarrollar el otro 50% que es expresión, estilo, etc. exige muchas horas de trabajo. 

Tener una mente abierta y explorar estilos también viene muy bien. Quizás todos acaben llevándote al mismo sitio, a tu estilo personal que todo el mundo identificará, pero de alguna forma arrastrará partes de todo ese viaje de exploración que has ido haciendo a lo largo del tiempo y te dará una visión mucho más libre del dibujo. Porque como todo el mundo sabe es importante aprenderse las reglas para luego saltárselas todas. Yo soy muy de esa filosofía y trato de contarla siempre que puedo. Muchas de las cosas que he aprendido sobre el dibujo sólo me han funcionado cuando he sabido olvidarlas y hacerlas de manera distinta, como te dijeron que no debías. 

Eso y una buena silla donde apoyar el culo y la espalda durante horas para retrasar las múltiples contracturas que llegaran más tarde o más temprano. 

*Imagen extraída de la página de la editorial Dibbuks.