Si algunos habéis leído el número 42 de la revista, habréis visto que hay un pequeño artículo introductorio que hice sobre el ero-guro y que iba haciendo pareja con La sonrisa del Vampiro, uno de los primeros mangas del género (si es que se puede llamar así, ya que no sólo pertenece a este género) que aterrizó en España y lo hizo de la mano de Glènat. Que a EDT-Glènat le mola mogollón sacar este tipo de mangas para el público especializado ya nos hemos dado cuenta de un tiempo a esta parte. No en vano, Sabaté en el pasado salón del manga nos confirmó (aunque luego él se haga el loco, parecemos la amante que hay que tener en secreto xD) que estaban dejando de lado el shônen y el shôjo para sacar una línea más adulta, cosa que a mí me parece muy bien, porque soy consumidora y partidaria de este tipo de mangas diferentes.


El renacimiento del movimiento ero-guro en nuestro país viene acompañado de la aparición de un manga que movió algo que hacía tiempo que no se daba en el mundillo otaku: la aparición de un nuevo género. No estoy hablando de otra obra que el afamado Reproducción por mitosis de Shintaro Kago. De Reproducción por mitosis, que algún día reseñaré a lo bestia (es decir, bien) o de cualquier obra de Kago que me dé por hacer en algún momento de mi vida en la revista (sé que le gusta a mis compañeros verme hablar de estas obras raras), hablé hace un año, en la sección de minireseñas (que tengo que recuperar) y esto fue lo que dije:
Pocas son las ocasiones en las que podemos disfrutar de obras tan extrañas como sorprendentes. Tal es el caso del manga de Shintaro Kago, Reproducción por mitosis, maestro del ero-guro que junto a Maruo nos traen un poquito de ese toque underground del manga japonés. Reproducción por mitosis es un conjunto de catorce historias sin más hilo conductor que la propia locura/imaginación de Shintaro Kago. Historias en las que en algunas ocasiones lo interesante es lo extraño del argumento (impresiona la historia del “síndrome labio-bucal contagioso” y la de las heces), o la manufactura con la que están realizadas las historias, todo un despliegue visual, como en Génesis ciudadana o Blow Up.

Un manga para leerlo con mucha calma y tranquilidad, para saborearlo poco a poco y poder ir descubriendo los mil y un detalles y el argumento que roza prácticamente lo enfermizo de este autor por el cual sabemos que EDT va a apostar.

Y chimpún. Tampoco es que fuera algo más que reseñar en algo que no podía sobrepasar los 1200 caracteres. Vale, Reproducción por mitosis, para lo que es, se ha vendido como churros. Y cuando digo como churros, es que pedíamos 10 ejemplares y en dos semanas los habíamos vendido. ¿La gente está muy enferma o que pasa? se preguntarán algunos. Podría contestar que sí, pero entonces tendría que decir que yo estoy enferma, y todavía no estoy en esa parte de aceptación.

Me contaron en el stand de EDT que la historia  de La Oruga está basada en hechos reales. Ofú >-<
Digamos que Reproducción por mitosis sorprende y mucho. Hay un chaval que viene a la tienda, del cual no diré el nombre, pero seguro que si lee esto, sabrá que estoy hablando de él, que me preguntó por algo diferente, algo que le atrayera. Me comentó que era un gran aficionado al cine japonés (y doy fe de que es un gran conocedor del género) y quería dar el paso al manga. Se llevó La oruga de Maruo por mi recomendación y tardó muy poco en volver para decirme que le había encantado. Después, si no recuerdo mal, se llevó Reproducción por mitosis, y así seguimos. Otro de mis habituales, que lee mucho y compra poco (en fin) me comentaba que le había parecido una pasada el lenguaje visual utilizado. 

Pocos meses después, cuando ya habían más libros publicados por EDT, los junté todos e hice un especial con su notita explicativa. Arrasaron en pocos días con los libros. Sigo vendiendo Fractions como rosquillas (con un poco de distancia, por favor, no es Naruto ni One Piece, seamos objetivos, es lo que es, si vendo 3 en una semana me parece muchísimo) y yo es que ni me planteo el motivo: sé que es así.

A un aficionado adulto al cine asiático, a veces más sencillo de vender que el manga (¿Eso no es para críos?), le resulta mucho más fácil dar el salto a este tipo de seinen, más poéticos en el caso de Maruo o más salvajes en el de Kago, que satisfacen más sus necesidades de buscar otras cosas que no han encontrado en otros cómics. También es más fácil que gente que no ha leído en su vida manga, pero sí lee cómics, empiece con El libro de los insectos humanos de Tezuka, por su narrativa similar a la novela gráfica, que a que se enganche a los 68 tomos de One Piece. El ero-guro es arriesgado, pero en ello reside su encanto.


Fumando espero, que me escojas primero...

¿Vende el morbo? sí, desde luego que sí vende. ¿Vende porque el hentai? vende, pero no tanto como esto, así que no puede ser porque sea pornográfico. ¿Vende por lo gore? posiblemente, pero tampoco me queda claro (hay otros mangas gores que no venden ni para atrás). ¿Por qué vende entonces? Si tengo que hacer caso a mis propios sentidos y a lo que he hablado con la gente y he leído por internet, vende por lo impactante, por lo raro, por el sinsentido que es (precisamente es lo que eroguro significa), por la crítica atroz a la sociedad, por el lenguaje visual utilizado, por ser algo sibarita, por ser algo, en definitiva, diferente, algo que el público de manga adulto, que ha crecido leyendo Dragon Ball y se ha cansado de siempre las mismas historias, quiere tener. Es algo que Norma Editorial siempre dice en sus presentaciones: queremos algo diferente para esa gente que ha leído Fairy Tail y ahora es adulta. Porque Norma y EDT saben muy bien que ese público también hay que cuidarlo.