Si bien, utilizando la palabra empleada por mis compañeros de Zona Negativa, el gafotakuismo cada vez se va implementando más y más en nuestro país, y ya tenemos un nuevo fenómeno en nuestro horizonte y es el que la editorial Milky Way ha propuesto a sus lectores con su último manga. 

Si el año pasado disfrutábamos de las macarradas e idas de olla del inmenso Shintaro Kago, que la editorial EDT tuvo a bien de traernos, tanto sus obras como a su misma persona, es en esta ocasión y con motivo de la publicación de La chica a la orilla del mar que otro nuevo fenómeno azota a las páginas webs especializadas y a las librerías. El nihilismo pasota del estupendo Inio Asano, que derrocha por lado y lado en todas sus obras y que era ya corriente en una rama muy importante de la literatura japonesa actual, encabezada por Murakami, ha llegado a los corazones de los lectores de manga que más nos gusta arriesgar. Por que La chica a la orilla del mar, como el resto de sus obras, es arriesgada y a nosotros nos gusta. 


Este manga, cuya reseña saldrá para nuestro próximo número, es la clave de un movimiento unánime en el que diversas páginas y todas las personas con las que he tenido el placer de discutir sobre el manga han llegado a un acuerdo: una obra de arte.

Pero, ¿es realmente la mejor obra de este autor japonés? 

Inio Asano es un autor reconocido en Japón por la calidad con la que imprime a sus obras y también por su aire melancólico y realista con la que retrata a la juventud japonesa. Suyas son Solanin, recientemente licenciada en España (¡Nace una nueva estrella, como podéis ver!), Nijigahara Holograph, Hikari  no Machi, de la cual existe una adaptación cinematográfica protagoniada por Aoi Miyazaki u Oyasumi Punpun.  

La chica a la orilla del mar (nombre original Umibe no Onnanoko) no sería más que la última obra de este autor, pero no por ello la mejor, ya que la más conocida en las redes y en Japón es Solanin. Aquí podemos apreciar una madurez de estilo que en otras obras no se aprecia, más de formación. No es la más original ni la mejor creada de sensei Asano, pero sin duda alguna ocupará un lugar importante en los corazones de los aficionados españoles por ser la obra que abrió las puertas a que Inio Asano fuera conocido en España. Esperemos que éste, junto a Shintaro Kago, sean los primeros de una larga lista de autores de calidad y que sorprenden con los que podamos gastarnos nuestros exiguos sueldos.

¡Larga vida a los gafotakus!