Siempre hay días en los que se habla del fin del mundo y de una supuesta devastación de nuestro planeta; la humanidad siempre ha mirado hacia el espacio exterior para su supervivencia, usando la tecnología para crear humanoides que nos hagan el trabajo sucio. De momento, todo está en nuestra mente y existe otra posibilidad: quedarnos aquí.
Sin tantas comodidades, pero como ya vimos con la obra de Julio Verne, Viaje al Centro de la Tierra... Habrá que planteárselo.
GUERRA Y DEVASTACION

Una terrible guerra ha devastado la superficie del planeta, haciendo su atmósfera irrespirable. La humanidad se ve forzada a sobrevivir bajo tierra y la corporación Narise crea un sbant (un androide con fuerza sobrehumana y una perfecta máquina de matar) llamado Ciel, que cuando canta emite imágenes del cielo, ya que bajo tierra no lo conocen siquiera. Un día Ciel es acusado de un crimen debido a su naturaleza y se ve condenado a huir.

EL PLANETA DONDE NACEN LAS ESTRELLAS

Yuana Kazumi, conocida por Fukai nemuri no hana o Hyakuman tsubu no namida (Un millón de lágrimas) tiene un estilo difícil de catalogar según los cánones más tradicionales. No se puede clasificar ni como shôjo ni como shônen, pues bebe de ambos géneros. Tiene un entintado muy limpio y lleno de detalles y matices para dar su visión de la novela de Sakura Kai. Es muy difícil lograr con dibujos transmitir sensaciones o describir mundos fantásticos; Kazumi lo consigue mostrándonos una historia nada fácil de plasmar. Fondos oscuros, texturas opacas y ausencia de detalles arquitectónicos, para trasladarnos a una cúpula bajo tierra. Como contrapunto, la canción de Ciel nos envuelve en la luminosidad del cielo terrestre, con la luz del sol y los pájaros libres.

Los personajes tienen un diseño bastante cercano al shôjo: figuras largas y estilizadas con facciones bellas y expresivas; los detalles que los distinguen son principalmente de vestimenta. Su estilo recuerda al de la mangaka Saki Hiwatari (Imposiciones del destino) en las líneas faciales y expresiones del rostro. Logra el movimiento con texturas y sombras huyendo de la fácil senda del uso de líneas, pues la rapidez no es su finalidad; en contraste encontramos el hieratismo de algunas expresiones de los androides.

El diseño de los robots, el laboratorio o incluso la ya nombrada cúpula, tienen su fuerte en los matices del entintado y el uso de claro-oscuros, buscando la sensación de algo etéreo, sin fondos definidos, centrando la atención en los personajes y en su historia.

El estilo gráfico de la autora es adecuado y muy acorde al de la revista donde suele publicar: Asuka (donde se han editado series como X/1999, con un estilo de dibujo muy parecido).

EL CIELO TERRESTRE

Más allá de que esté clasificada como shôjo, por el diseño de los personajes y algún guiño romántico, es difícil no hablar de ella como un shônen-seinen, pues no tiene florituras de ningún tipo y la fuerza radica en la historia que nos cuenta la autora y en la personalidad de sus protagonistas. La continua lucha entre los conformistas y los que siempre esperan algo más, poder contra rebeldía.

Es un relato que te obliga a pensar en nuestro mundo conocido, que evoca que nos vengan a la cabeza películas como Terminator o Blade Runner por la importancia que cobra la tecnología y con las que comparte el hecho de que el protagonista sea un robot al que la han implantado una serie de sentimientos y saber si llegará a pensar y actuar por sí mismo. Ciertamente el hecho que la supervivencia no se desarrolle con vistas al espacio exterior con sus naves y marcianos, es un punto a tener en cuenta ya que es más fácil imaginar a la humanidad huyendo en una nave espacial que viviendo bajo tierra. En estos días que tanto se habla del final de nuestra era, este manga invita a la reflexión sobre qué estamos haciendo y sus consecuencias: ¿realmente es posible una guerra contra máquinas creadas por el hombre? Si son capaces de sentir, ¿atacarían a quien les creó? Son preguntas que nos solemos hacer tras leer o visionar contenidos de este tipo.

Los diálogos tienen frases tan épicas como ésta de la viñeta: “soy el que va a eliminarte” al más puro estilo Clint Eastwood y carece de palabras malsonantes e insultos, lo que es de agradecer aunque se trate de protagonistas en plena adolescencia. El vocabulario usado es correcto sin parecer anticuado.Tal vez echaremos en falta más acción y luchas en el enfrentamiento cuerpo a cuerpo de los sbant o androide contra humano, pero aunque hay sangre, los guantazos no abundan y la similitud con las películas de Eastwood, se limita a los diálogos.

El deseo de los humanos por volver a ver el cielo, los que lo conocieron y disfrutar de él los que no, es lo que mueve el hilo de la historia; cosas que parecen tan cercanas como un amanecer o el crepúsculo y el hecho de olvidar la grandiosidad de los colores a la luz del sol, hacen que la fe sea simplemente el creer en esos "pequeños detalles".

Tal vez la peor parte corresponda a que el relato toca muchos temas de puntillas y los deja un poco en el aire, como por ejemplo si un sbant podrá contener un alma humana; es una manera de hacer que sigamos pensando. En su obra más reciente, Ningyo no Ouji-sama, toca el tema del mito de las sirenas, desmarcándose totalmente del drama y apostando por el slice of life. Creo sin embargo, que como narradora fantástica no tiene precio, así que a pesar del tiempo de esta obra, no dudéis en haceros con ella... Que solo tiene un tomo.

Resumen: una nueva manera de ver el futuro de la humanidad y valorar nuestro entorno.

Lo mejor : el fabuloso dibujo y la historia narrada.

Lo peor : os quedaréis con ganas de más.


FICHA TÉCNICA:

Nombre Original :Sorayume no Uta

Año: 2006

Autor: Yuana Kazumi

Categoría: Shòjo, shônen

Género: Aventuras, fantasía

Nº Tomos: 1