La pelĆ­cula transcurre en completo silencio. Demasiado silencio, a decir verdad. En otro tipo de producciones del estilo, solemos reĆ­r y hacer chistes, pero ZombiD estĆ” callado como un muert... bueno, como cualquier cosa muy callada y hace como diez minutos que tiene las palomitas a medio camino de la boca abierta, sin comĆ©rselas ni cerrar la boca, y me estoy poniendo de los nervios. De un empujĆ³n, le llevo la mano de las palomitas a la boca, y paro la pelĆ­cula. 

     —¡Eh! - dice mi novio, yo me coloco a horcajadas sobre Ć©l y le miro sin parpadear. En la voz se me escapa un poco de tristeza. 
  
     —Son mĆ”s guapas que yo, eso lo sĆ©, pero dime; las chicas de la peli... ¿te gustan mĆ”s que yo?- ZombiD parece estupefacto por mi pregunta. Sus ojos pasan del asombro a la ternura hĆŗmeda en un segundo y se llenan de chispas. Mastica y traga las palomitas y me acaricia los brazos. 

     —Sesito... estigma de mi corazĆ³n, ¿tĆŗ, celosa? - le asombra porque, siempre, el celoso ha sido Ć©l. Me sonrĆ­e - Nena, no hay ninguna chica en el mundo que me guste mĆ”s que tĆŗ. Me da igual de quĆ© color tenga las mejillas, o lo que pueda hacer en una barra. Me encantan tus chapetas sonrosadas y que te tropieces con tus propios pies. - Lleva sus manos a mi rostro y lo acaricia. SonrĆ­o hasta las orejas y le pregunto si lo dice de veras - ¡Claro que sĆ­! ¿Acaso Robert Englund te gusta mĆ”s que yo?

     —¡Ni en la sĆ©ptima Pesadilla, que llevĆ³ gafas violetas y dio miedo de verdad! - Mi novio me sonrĆ­e y me atrae hacia Ć©l. La boca le sabe a palomitas y tambiĆ©n a agua de lluvia. La pelĆ­cula tira mucho de encantos femeninos y eso de que Ć©l mire a otras, puede escocer un poquito. Sobre todo cuando son cierto tipo de "otras". Hoy, en Cine Freak Salvaje: Zombi Strippers. 




   El cine nos ha acostumbrado a ver historias de infarto, intrigas que no se cortan ni con una radial, finales asombrosos y personajes sĆ³lidos y llenos de intrincadas contradicciones causadas por vidas rotas plagadas de desgracias. No obstante, tambiĆ©n sabemos que no todas las cintas son asĆ­, ni todos los finales, ni todos los personajes. La cinta que nos ocupa hoy, no es de ese grupo de maravillas del guiĆ³n pero, vive Dio que sirve para pasar un rato muy distraĆ­do y lleno de risas, tetas y sangre, ¿quiĆ©n necesita una historia? 

     Nos encontramos en un futuro poco alejado del nuestro, pero algo distĆ³pico, en el que Bush ha sido elegido presidente de los EE. UU. por cuarta vez consecutiva, y le ha declarado la guerra a medio mundo; Irak, AfganistĆ”n, Libia, Francia,... son sĆ³lo parte de la veintena larga de paĆ­ses con los que disputan conflictos bĆ©licos. Naturalmente, esto exige un nĆŗmero ingente de soldados, y Ć©stos tienen un serio inconveniente: mueren. Para evitar esto, una divisiĆ³n cientĆ­fica ha creado un virus que podĆ­a alterar la muerte, haciendo que los cadĆ”veres se reanimen y sigan luchando. Como se trata de un virus programado sobre el cromosoma X es un virus femenino y al infectar a los hombres, Ć©stos se vuelven incapaces de pensar, pero las mujeres sĆ­ conservan su personalidad. No obstante, ambos sexos infectados se vuelven terribles depredadores de carne humana. Para que haya pelĆ­cula, el virus se descontrola y una unidad especial del ejĆ©rcito acude a eliminar a todo el equipo cientĆ­fico, y en medio de la batalla un joven soldado es mordido, escapa y se refugia en un club de strip-tease. Cuando el virus le domina, se abalanza sobre una bailarina y le desgarra la garganta. Y ahĆ­ empieza la funciĆ³n. 

     El terror gore puede adolecer de escaso argumento, de actuaciones pobres, de guiĆ³n simplista y
ridĆ­culo y de direcciĆ³n poco eficaz, pero lo que nadie le podrĆ” decir jamĆ”s, es que se queda justo en efectos especiales. Zombie Strippers no es una excepciĆ³n y la sangre mana a chorros durante toda la pelĆ­cula. Por otra parte, se trata de una cinta que no comete el error de tomarse en serio; sabe que la persona (es un decir) que hay al otro lado de la pantalla, no espera que la sorprendan con un argumento fabuloso, sino que estĆ” allĆ­ para ver a Robert Englund y a la ex-actriz porno Jenna Jameson, y explota ambos caracteres igual que la profusiĆ³n de sangre y vĆ­sceras.

    Englund, a quien quizĆ” veamos nuevamente tras el guante de cuchillas segĆŗn las Ćŗltimas noticias, interpreta aquĆ­ el papel de villano, si bien muy alejado del asesino de Springwood. En su papel, es el dueƱo del club, empresario sin escrĆŗpulos que desprecia, amenaza y maltrata a las chicas de su local, obligĆ”ndolas a realizar prĆ”cticas humillantes y que no desean, sĆ³lo en pro de los rĆ©ditos. Cuando una de sus chicas se convierta en una zombi canĆ­bal, en un principio se asustarĆ”, pero cuando vea que la bailarina es ahora mucho mĆ”s desinhibida, su estilo de baile es mĆ”s salvaje y provocativo y que eso encanta a los clientes, no sĆ³lo no tomarĆ” medidas mĆ”s allĆ” de esconder los restos o los nuevos zombis que su bailarina va creando al alimentarse, sino que pincharĆ” al resto de las chicas y cicatearĆ” sus envidias y rivalidades a fin de que todas quieran zombificarse y aumentar el caudal de dinero que recibe gracias a ello.

     Por su parte, Jenna Jameson, en el papel de bailarina Kat, la primera en ser mordida, no solo nos muestra sus encantos durante toda la pelĆ­cula (pechos y desnudo dorsal; el desnudo frontal completo hubiera hecho que la cinta se ganara una clasificaciĆ³n X y ya es bastante cutre como para encima, ESO), sino que tambiĆ©n hace una actuaciĆ³n mĆ”s que pasable. De acuerdo que interpreta a una stripper, que sus lĆ­neas de guiĆ³n no son abundantes y que su papel no entraƱa grandes dificultades (de interpretaciĆ³n. Las dificultades gimnĆ”sticas son otra cosa, y ahĆ­ no me meto), pero despuĆ©s de haber visto los asesinatos que modelos o pretendidas actrices han hecho en otras pelĆ­culas de mucho mayor presupuesto, la de Jenna Jameson puede perfectamente pasar con una nota aceptable (no citarĆ© nombres... nunca se sabe quiĆ©n puede necesitar dinero y querer sacarlo de una demanda. Aunque demandando a KoukyouZen, como mucho iban a sacar un caramelo de a diez. Y eso, si la demanda nos pilla a primeros).

    No obstante la justeza de su argumento y lo arquetĆ­pico de sus personajes, Zombie Strippers nos
ofrece una segunda lectura muy interesante, y es la relacionada con las modas y todo lo que conllevan. Una bailarina, la estrella del local, que tiene sus seguidoras y sus detractoras, se convierte en un zombi. A su principal admiradora le falta tiempo para ir detrĆ”s y ser mordida; quiere ser como ella. El resto de chicas se lo reprochan, le dicen que no tiene personalidad... pero cuando ven lo mucho que molan en la pista, una a una van cayendo. De repente, lo de estar muerta e irse pudriendo paulatinamente parece que no importa si a cambio todo el mundo te presta atenciĆ³n, eres la sensaciĆ³n del local, la nueva estrella, y el objetivo de las pullas y las iras del jefe, son sĆ³lo las demĆ”s. Si extrapolamos esta situaciĆ³n podemos ver que muchas modas actuan de la misma forma: por un ejemplo, cuando eres adolescente y "el fuerte" o "la guapa" de la clase empiezan a fumar, verĆ”s a algunos que les siguen sĆ³lo para caerles bien y hacerles el caldo gordo. Y todos aquĆ©llos que no fuman empiezan a recibir insultos o recibir el tratamiento de "gallinas", "bebĆ©s"... Con el tiempo, buena parte del grupo acaba fumando sin que le guste, o incluso fingiendo que fuma sĆ³lo para integrarse y tener amigos. En la pelĆ­cula vemos este proceso muy bien reflejado; fue una idea muy interesante que no esperaba encontrarme en una cinta de estas caracterĆ­sticas y que me agradĆ³ sobremanera. Como decĆ­an Calvin y Hobbes, "en todas partes hay tesoros".

   
Zombie Strippers fue estrenada en el aƱo 2008, bajo la direcciĆ³n de Jay Lee, guiĆ³n de Jay Lee y fotografĆ­a de Jay Lee. Y llega a saber tocar algo con una cucharita y una botella de anĆ­s, y yo creo que tambiĆ©n hace la mĆŗsica. En el mundillo de la televisiĆ³n de pocos fondos y el cine indie desde los 19 aƱos, Lee se dedica a escribir sus propias ideas y rodarlas, y la cinta que nos ocupa es casi la Ćŗnica conocida y que ha traspasado fronteras, gracias en buena parte a los nombres de Englund y Jameson en la carĆ”tula. Robert Englund, siempre dispuesto a apoyar filmes de terror de escaso peso, ha logrado hacer de pelĆ­culas destinadas a la indeferencia, cintas de cierto calado, como ya se demostrĆ³ con su actuaciĆ³n como el siniestro alcalde Buckman en 2001 ManĆ­acos, tambiĆ©n tratada en Ć©sta secciĆ³n. 

     Zombie Strippers es una cinta de terror gore, de presupuesto justito y argumento mĆ”s justito aĆŗn,
pero muy divertida. La pelĆ­cula es tan consciente de su propia naturaleza que no tiene empacho en matar mĆ”s de una vez al mismo personaje (hasta lleva la misma ropa y todo), o de hacer aparecer de nuevo como extras a personajes que acaban de morir (y Robert Englund hace papel doble. Fijaos bien en los cientĆ­ficos). Es una pelĆ­cula basura que se siente orgullosa de serlo y cuyo fin no es tanto dar miedo como provocar la carcajada gruesa. El erotismo candente en ella no la hace apta para niƱos, ni tampoco para menores de edad. A tus padres no les gustarĆ”, es poco probable que lo haga a tu novia, pero si os reunĆ­s un grupo de amigos junto a una cachimba y un cubo de cervezas, os harĆ” reĆ­ros un montĆ³n. Cinefilibilidad 4, lo que significa que es baratita y fĆ”cil de ver, salvo si no te gusta la sangre.



La sonrisa que pones cuando te dicen que ƉL serĆ” otra vez Freddy.



"¡Cuando llegue esta noche a su casa y le apetezca una taza de tĆ© con leche, ojalĆ” no tenga ni una gota en el frigorĆ­fico!" Si no coges esta frase, tienes que ver mĆ”s cine.